Penitencia

Valeria vivió una transformación dramática en su vida, de enfrentar la dureza de las calles a sumergirse en la vida de abundancia al lado de un hombre que, para su sorpresa, resultó ser un secuestrador. Esta relación marcó un antes y un después, delineando un camino oscuro que jamás imaginó tomar.Enfrentándose a la desesperación absoluta al quedarse sola con sus cuatro hijos, sin recursos y al borde de regresar a sus inicios, Valeria tomó una decisión inspirada por las lecciones aprendidas de su pareja, reclutó a unos amigos para formar un grupo dedicado al secuestro, sumergiéndose en un mundo de crimen del que no había retorno.Ahora, cumpliendo una sentencia de 212 años por secuestro agravado, delincuencia organizada y portación de armas, Valeria se encuentra en la profundidad de una prisión, reflexionando sobre las decisiones que la llevaron a este punto. Lo único que le queda es la esperanza de que su historia sirva como un poderoso mensaje para sus hijos, una lección sobre las consecuencias de nuestras elecciones y el valor de tomar el camino correcto, incluso en las circunstancias más difíciles.

Desde los 13 años Raymundo “Raya” ha dedicado su vida a robar, lo aprendió en el barrio y lo llama tradición.Cuando lo más importante era ganar millones despojando a las personas de su dinero, los principios, creencias, familia y la libertad se volvieron desechables para él.¿Existe la conciencia cuando matas a alguien por despojarlo de sus pertenencias? Esto es lo que Raya piensa desde el diamante de máxima seguridad del penal de Barrientos.

Activista, feminista y promotora de la perspectiva de género, Alessandra Rojo de la Vega nos ayuda a analizar el machismo y el rol del gobierno y la sociedad ante la crisis de feminicidios que vivimos.

Cesar Armando Librado Legorreta, feminicida serial, desató una ola de "monstruos" a quienes él llama "imitadores". Su habilidad para hablar con sus futuras victimas le dio un apodo que resonaría por años en México: El Coqueto.

Un ataque homofóbico se salió de control cuando Chío decidió ponerle un alto a los años de acoso por su preferencia sexual. Su intención de defender su vida y la de la mujer que amaba acabarían privándola de la libertad y con la incertidumbre de un proceso que aún espera sentencia.

Para Hugo, el sueño americano terminó cuando su adicción a las drogas lo llevó a Rikers Island, la prisión más grande de Nueva York.Vivir privado de la libertad en Nueva York permitió a Hugo conocer un sistema más organizado, pero más solitario. Por ello, tomaría la decisión de volver a México aún dejando atrás todo lo que había construido allá.

Tras presenciar el asesinato de sus padres a los siete años por un ajuste de cuentas y sentirse menospreciado por sus familiares, Noguez pasó de soñar en convertirse en policía a una vida en las calles, robar para comer, abusar de sustancias y acudir a la violencia para sobrevivir.

El hombre que ayudó a Andrea a liberarse de una relación abusia terminó siendo aún peor. Entre acoso laboral, violencia y chantaje, Amdrea fue llevada a un extremo que planetea la pregunta ¿existe la defensa legitima?

Por muchos años, Nalguita formó parte de la banda del "Cafecito", un poderoso grupo que operaba dentro de la cárcel en los 90's. La banda del "Cafecito" era el ejemplo perfecto del autogobierno y la impunidad que se vivía dentro de los penales en nuestro país. Nalguita y sus compañeros vendían droga, extorsionaban y llegaban a matar hasta 5 personas al día. Hoy, los tiempos han cambiado, y las medidas de seguridad, el control y la calidad de vida de las personas privadas de la libertad, también.

En México, a veces, matar es considerado defensa propia. Aunque Larita denunció a su esposo siete veces por violencia, hoy cumple una sentencia de más de 40 años por haber matado a su esposo.  En este país, donde 11 mujeres son asesinadas todos los días, no todas corren con la suerte de tener un sistema de justicia penal que las respalde.