Cualquier tiempo pasado fue anterior

Cuando los hermanos Zeus, Poseidón y Hades se repartieron el mundo, el tercero de ellos salió perdiendo en el reparto: le tocó el inframundo, por eso en toda su iconografía aparece con cara de mala leche.

Profetas, estafadores, mesías, creadores de religiones, inventores de sectas… todos publicitan con ansia el fin del mundo, porque todos tienen un objetivo común: atenazar de miedo a sus fieles para mantenerlos amarrados a la fe y que el negocio no decaiga.

Los humanos no sabemos festejar sin comer proteína animal: no hay fiesta de pueblo, verbena de barrio o celebración religiosa sin el sacrificio de algún bicho: De los excesivos banquetes romanos a las conmemoraciones sagradas. 

Nieves Concostrina cuenta el desquiciado periplo póstumo durante 25 años del icono argentino y el demencial mausoleo que nunca prosperó. 

Nieves Concostrina nos cuenta en este nuevo capítulo de “Cualquier tiempo pasado fue anterior” lo que ocurrió tras la aprobación por el Senado de los Estados Unidos de la Ley Seca. Trece años se supone que los americanos estuvieron sin poder beber alcohol, pero la realidad es que bebieron más alcohol que nunca. Probablemente, jamás ha sido más cierto eso de que el remedio fue peor que la enfermedad. Pero ¿a quién se le ocurrió el disparate?

La famosa guerra de Sucesión española se empezó a liar con la lectura del testamento de Carlos II, el rey hechizado y piltrafilla que legó todas las posesiones de la monarquía hispánica a un borbón y dejó con un palmo de narices al aspirante de su propia dinastía austriaca.

Los estafadores lo son por el dinero o por el poder, por prestigio o por postureo. El escocés Gregor MacGregor lo hizo por todo eso junto, y el espabilado de él consiguió vender por parcelas un país imaginario a más de doscientos británicos. Era el reino de Poyais, y estaba en la Costa de los Mosquitos.

Las vírgenes se aparecían siempre a niños, siempre a pastorcillos y siempre analfabetos. Si se necesitaba reforzar el dogma de la Inmaculada, aparecía una en Lourdes; si Portugal declaraba la separación Iglesia-Estado, aparecía otra en Fátima; si España proclamaba la República, aparecían a cascoporro…

Rodolfo de Habsburgo, único hijo varón del emperador Francisco José y la emperatriz Sissí, estaba en la cama, junto a su amante María Vetsera, también muerta. ¿Se suicidaron? ¿Los suicidaron? La versión oficial, retorcida y manipulada, habla de suicidio, pero esas dos muertes huelen a chamusquina desde hace 130 años.

Lo que los nazis no destruían, lo robaban, y a base de expoliar colecciones privadas y museos de todos y cada uno de los países que invadían, acumularon el mayor botín artístico de la Historia.