Luis Doncel, Jefe de sección internacional de EL PAÍS, analiza el reciente alto el fuego en Gaza, donde las negociaciones entre Biden y Trump han cobrado relevancia. Se discuten las alarmantes cifras de víctimas, con más de 46,700 muertos en 15 meses. Doncel compara el nuevo acuerdo con estrategias previas de Biden y evalúa la influencia de Trump en la situación actual. Además, aborda los desafíos políticos y humanitarios que persisten, subrayando la urgencia de un acuerdo duradero en medio de la inestabilidad crónica.
El alto el fuego en Gaza, impulsado por la cooperación entre los equipos de Trump y Biden, intenta aliviar la crítica situación humanitaria.
A pesar de los esfuerzos por negociar el intercambio de rehenes, la estabilidad del acuerdo sigue siendo incierta y frágil.
Deep dives
Presiones y necesidades del alto el fuego en Gaza
El alto el fuego en Gaza se establece en un momento crítico, marcado por una urgente necesidad de liberar a los rehenes y la desesperada situación humanitaria en la región. Esta situación de crisis ha sido agudizada por la presión ejercida sobre el gobierno israelí, que enfrenta el reto de encontrar una solución antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Aunque los esfuerzos diplomáticos son un factor clave, el impacto determinante del acuerdo se atribuye a la influencia del liderazgo de Trump, quien ha mostrado tener una alianza sólida con Netanyahu. A pesar de este avance, persisten incertidumbres sobre la durabilidad del alto el fuego y el futuro de la paz en Oriente Próximo, lo que sugiere que la situación sigue siendo frágil y potencialmente inestable.
Cifras alarmantes de la guerra en Gaza
La guerra en Gaza ha dejado un saldo devastador de aproximadamente 46,700 muertes en 15 meses, lo que representa más del 2% de la población de 2.2 millones de habitantes de la región. Estos números se consideran excepcionalmente altos y, según informes, podrían ser aún más grave, con cifras que ascendieron a casi 65,000 muertes si se toman otros estudios en cuenta. La destrucción de infraestructura vital como hospitales y escuelas ha sido igualmente catastrófica, dejando a muchos sobrevivientes sin un hogar en el que regresar. Esta realidad de muerte y destrucción enfatiza la falta de una solución a largo plazo para el conflicto y el sufrimiento humano que ha ocurrido a raíz de la guerra.
Complejidades y desafíos del acuerdo de alto el fuego
El alto el fuego incluye múltiples fases, comenzando con la entrega de 33 rehenes y la liberación de prisioneros palestinos, lo cual plantea enormes desafíos políticos en Israel y resiste la oposición de sectores ultranacionalistas. A medida que se avanza, el cumplimiento de este acuerdo se vuelve más complicado, con un enfoque en la negociación de las fases siguientes que requieren resoluciones complejas sobre los rehenes restantes y la retirada de las fuerzas israelíes. La comunidad internacional permanece cautelosa ante esta tregua temporal, reconociendo que el éxito a largo plazo dependerá de un acuerdo político más amplio y sustancial que aborde las cuestiones fundamentales entre Israel y Palestina. Sin embargo, sin una solución política clara, el alivio que pueda proporcionar la ayuda humanitaria podría ser solo una solución temporal frente a problemas más profundos que persisten en la región.
Está cogido con pinzas, pero los equipos de Donald Trump y Joe Biden han trabajado conjuntamente para alcanzar un plan de alto el fuego en Gaza con el apoyo de Benjamin Netanyahu. Un acuerdo que llega pocos días antes de la llegada del magnate a la Casa Blanca.