Marco Aurelio plantea que, ya sea que el universo esté gobernado por un orden racional o sea fruto del azar, nuestra tarea sigue siendo la misma: vivir con virtud. La pregunta sobre el origen de todo puede inspirar reflexión, pero no debe distraernos de actuar con rectitud aquí y ahora. La verdadera brújula no es resolver los enigmas cósmicos, sino decidir cómo vivimos cada día, pues el sentido de la vida se construye en nuestras acciones, no en teorías.