El ídolo del fútbol mexicano, ahora político con fuero, enfrenta una denuncia por abuso sexual de su media hermana que el sistema judicial ha decidido ignorar.

En México, donde el 95.4% de los delitos quedan impunes y sólo el 0.7% de las denuncias por violencia sexual llegan a condena, este caso revela una dolorosa verdad: no importa la gravedad del delito cuando quien lo comete tiene poder, dinero y padrinos políticos.

En mi columna expongo cómo el fuero constitucional, creado para proteger a legisladores de persecuciones políticas, se ha convertido en un escudo de impunidad que deja a las víctimas en total desamparo.

¿Cuándo dejaremos de normalizar que el sistema proteja a los poderosos a costa de las víctimas?

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SASKIA | Disrupciones - Cuauhtémoc Blanco, el privilegio político contra la justicia