Se explora el acoso escolar desde la perspectiva de los agresores y sus familias, revelando el dolor y la negación que enfrentan. Una ex acosadora comparte su experiencia, destacando la importancia de la empatía y la intervención comunitaria. Se discute la responsabilidad de los jóvenes sobre sus acciones y la necesidad de apoyo durante la adolescencia. El podcast también aborda el complicado proceso del perdón y la reparación emocional, subrayando la relevancia de la validación de las experiencias vividas.
La falta de reconocimiento por parte de los padres de los agresores complica la posibilidad de abordar el acoso escolar de manera efectiva.
El proceso de autoconocimiento y empatía es fundamental para que los agresores reconozcan su comportamiento y transformen su conciencia sobre el daño causado.
Deep dives
El Reconocimiento del Acoso y la Negación Familiar
El testimonio de las víctimas de acoso escolar es más común que el de los agresores, y reconocer el papel de un agresor es complicado tanto para el individuo como para sus familiares. Mientras que el teléfono ANAR atendió 1,230 casos de acoso escolar en 2023, menos del 1% de las llamadas provienen de padres de los agresores, quienes a menudo reaccionan con negación. Este fenómeno revela una falta de disposición para enfrentar la realidad y culpa de sus hijos, lo que complica la posibilidad de abordar el problema de manera adecuada. Las dinámicas familiares y las actitudes pueden perpetuar el ciclo de agresión si no se reconocen y gestionan adecuadamente.
La Experiencia de Paula: De Víctima a Acosadora
Paula Pérez Alonso compartió su experiencia de haber sido víctima de acoso escolar y, posteriormente, de convertirse en agresora durante su etapa en el instituto. Su proceso de autoconocimiento llegó años después, cuando participó en un taller que la llevó a revivir la humillación que infligió a sus compañeros. Esta transformación refleja cómo la presión social y la búsqueda de aceptación pueden llevar a un individuo a actuar en contra de sus propios valores y vulnerabilidades. Al reconocer su pasado, Paula subraya la importancia de programas educativos que enseñen empatía y la conciencia sobre el daño que se puede causar a otros.
La Complejidad del Acoso Escolar: Agresores y Víctimas
El acoso escolar involucra múltiples factores, y tanto víctimas como agresores comparten signos que pueden ser detectados por los padres. Cambios de conducta, como la aparición de objetos no pertenecientes, el rendimiento académico bajo y la agresividad, son indicadores a observar en los niños. Para abordar el problema del acoso, es esencial que las familias y colegios trabajen juntos para identificar y corregir comportamientos inadecuados. En lugar de demonizar a los agresores, es crucial entender su contexto familiar y emocional, lo que puede ayudar a prevenir futuros incidentes y promover un entorno escolar más seguro y solidario.
En cada clase de entre 4º de Primaria y 4º de ESO hay aproximadamente dos alumnos que sufren acoso escolar, según un estudio de la Universidad Complutense. Según otro, del Ministerio de Educación y FP, el 7,7% de las familias cree que su hijo ha sido acosado. Esto ha pasado siempre, quizá incluso antes más que ahora. Si hay y ha habido tantos niños y adolescentes acosados en el colegio, a nuestro alrededor también hay muchas personas que fueron acosadores. Y padres y madres de niños que están ejerciendo acoso ahora mismo, en una clase de instituto o a través de las redes sociales.
Pero las familias de los chavales que acosan suelen tardar en verlo y reconocerlo y no es habitual que pidan ayuda sobre cómo actuar si tienen sospechas de que su hijo hace ‘bullying’. La Fundación ANAR gestionó en 2023 a través de su teléfono 1.230 casos de acoso escolar: solo una ínfima parte de las llamadas, los responsables calculan que menos del 1%, vinieron del entorno del agresor, a pesar de que también lo tienen disponible. Y cuando somos adultos, también hay pocas personas que reconozcan que fueron acosadores en algún momento de su infancia o adolescencia y que cuenten qué les llevó a ello o lo reparen de alguna manera.
La implicación de todas las partes, el análisis de los mecanismos que pueden llevar a un niño a acosar, y saber detectar los síntomas y estar tan atento de que un hijo sea víctima como de que sea agresor, son factores clave para atajar el problema.