Marco Antonio Molina Theissen es un sobreviviente emblemático del conflicto en Guatemala, cuya historia refleja décadas de dolor y búsqueda de justicia. En la charla se aborda el secuestro que sufrió en 1981 y cómo su familia, liderada por su madre, luchó incansablemente contra la represión. Se discuten los retos emocionales de la desaparición, así como el impacto de la memoria en la lucha por la justicia. También se destaca el empoderamiento de las víctimas en el sistema judicial y la esperanza que surge de sus testimonios.
El secuestro de Marco Antonio Molina Theissen por el ejército guatemalteco refleja la violencia y represión durante la guerra civil en Guatemala.
La valiente resistencia de Emma Penance al no delatar a otros militantes durante su tortura demuestra el compromiso por la justicia social en medio del horror.
La lucha de la familia por encontrar a Marco Antonio y buscar justicia ha inspirado un movimiento más amplio contra la impunidad en Guatemala.
Deep dives
El secuestro de Marco Antonio Molina Teysen
El 6 de octubre de 1981, Marco Antonio Molina Teysen, un estudiante de 14 años en Guatemala, fue secuestrado en su casa por agentes del ejército. Este suceso ocurrió mientras la familia intentaba llevar una vida normal, pero fue interrumpido de manera violenta por la llegada de dos hombres armados. Marco fue capturado, y su madre, doña Emma, fue testigo del horror mientras los secuestradores buscaban información sobre ella. Esa fue la última vez que la familia vio a Marco Antonio, quien se convertiría en una víctima del contexto violento de la guerra civil guatemalteca.
El contexto político y la militancia de Emma
Emma Penance, hermana de Marco Antonio, era militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) durante un clima de represión y violencia estatal en Guatemala. La participación de Emma en actividades políticas, influenciada por discusiones familiares sobre la injusticia social, la convirtió en un objetivo para las fuerzas armadas. Al buscar a su hermana, los militares terminaron llevándose a Marco Antonio como represalia, sin saber que su militancia era solo una forma de buscar justicia social. Este contexto es crucial para entender por qué el ejército guatemalteco detuvo a los miembros de la familia.
La experiencia de Emma en la detención
Emma fue detenida en un retén militar el 27 de septiembre de 1981, donde fue sometida a torturas y violaciones. Durante su captura, mantenía una fachada de ser un simple correo, tratando de proteger a sus compañeros del partido. A pesar de la violencia psicológica y física que sufrió, su resistencia se evidenció al no delatar a otros militantes, siendo un acto de valentía en medio de la brutalidad. Después de nueve días en cautiverio, logró escapar de la base militar, pero el trauma marcado por esta experiencia la acompañaría por el resto de su vida.
La búsqueda de justicia y la desaparición de Marco Antonio
Tras el secuestro de Marco Antonio, su familia se embarcó en un esfuerzo desesperado por encontrarlo, enfrentándose a la indiferencia del estado. Doña Emma y su esposo buscaron asistencia legal, pero los recursos fueron infructuosos, y la culpa por no haber podido proteger a sus hijos pesaba sobre ellos. Con el tiempo, la familia decidió hacer público el caso de Marco Antonio en un intento de obtener atención sobre su desaparición. Esta decisión de buscar justicia no solo se convirtió en un acto de resistencia, sino en parte de un movimiento más amplio que buscaba reparar los daños causados por la guerra civil.
Avances judiciales y la lucha por la memoria
En 2018, se dictó una sentencia histórica contra los militares responsables del secuestro de Marco Antonio y las violaciones sufridas por Emma. La condena representó un hito significativo en el contexto guatemalteco, donde la impunidad ha sido la norma durante décadas. Sin embargo, a pesar de los avances, la búsqueda de Marco Antonio continúa sin respuestas definitivas sobre su paradero, lo que mantiene a la familia en un estado de incertidumbre y lucha constante. A medida que se desarrollan los procesos judiciales, la familia sigue lidiando con el dolor del pasado, pero se aferra a la esperanza de que la justicia aun pueda alcanzar a las víctimas de la guerra.
Minutos después de recibir una de las mejores noticias de su vida, el mundo de la familia Molina Theissen se vino abajo. Más de cuarenta años más tarde, su caso es emblemático de un conflicto que Guatemala no ha terminado de asimilar.
*NOTA: Esta versión de la historia publicada en 2020 contiene una actualización al final.
En nuestro sitio web puedes encontrar una transcripción del episodio.
♥ Radio Ambulante es posible gracias a nuestra comunidad. Únete a Deambulantes, nuestro programa de membresías, y ayúdanos a garantizar la existencia y la sostenibilidad de nuestro periodismo independiente.
★ Si no quieres perderte ningún episodio, suscríbete a nuestro boletín y recibe todos los martes un correo. Además, los viernes te enviaremos cinco recomendaciones inspiradoras del equipo para el fin de semana.
✓ ¿Nos escuchas para mejorar tu español? Tenemos algo extra para ti: prueba nuestra app Jiveworld, diseñada para estudiantes intermedios de la lengua que quieren aprender con nuestros episodios.