Definitivamente no hay peor delito que el de una persona que mata a su propio hijo o hija, sin embargo cuando nos metemos a entender el cómo y por qué de los hechos, hay razones que nos sobrepasan, sin justificar el delito, pero haciéndonos ver y entender que siempre hay algo más.
Esta es la historia de Alexia, quien con un trastorno mental de personalidad limite y un mal uso de medicamentos controlados, terminó con la vida de su hijo.