Francia está en una situación política y económica complicada. Se enfrenta a un plan de choque para evitar la bancarrota. Con recortes mil millonarios en gasto social, pensiones y hasta eliminando días festivos. El objetivo es frenar el gasto público, pero la estrategia del primer ministro Bayrou es muy arriesgada en el escenario ingobernable en el que se encuentra. Sin mayoría y con la calle siempre a punto de arder. Lo analizamos con Carlos Fresneda, corresponsal de EL MUNDO en París
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