Héctor Urién, un narrador de historias, bioquímico y biólogo, se une a Celso Fernández San Martín, un cuentacuentos gallego dedicado a recopilar las vivencias de su comunidad. Hablan sobre la magia de la narración oral y su papel crucial en la preservación de identidades culturales. Profundizan en la importancia de interconectar el pasado y el presente a través de las historias. También reflexionan sobre cómo la narración en la era moderna puede enriquecer la imaginación, especialmente en un mundo dominado por pantallas.
Los cuentacuentos en España preservan la tradición oral, conectando a las personas con sus raíces culturales y emocionales.
La narración adapta su estilo según la región y la audiencia, destacando la evolución y riqueza de las historias contadas.
Deep dives
La tradición oral en España
Los cuentacuentos en España mantienen viva la tradición oral a través de relatos que reflejan las emociones humanas y la cultura local. En Andalucía, Galicia y Madrid, los narradores presentan sus propias versiones de historias que han sido transmitidas de generación en generación. Esta práctica no solo entretiene, sino que también preserva historias que conectan a las personas con sus raíces y con los valores inherentes de sus comunidades. La narración oral se convierte así en un puente entre el pasado y el presente, uniendo a las personas a través de sus experiencias compartidas.
El impactante papel de la narración
Los narradores, como profesionales, no solo cuentan historias, sino que también se convierten en catalizadores de emociones y recuerdos en su audiencia. A través de técnicas de narración, logran captar la atención del público, fomentando la imaginación y la conexión emocional. Por ejemplo, el uso de recuerdos personales en sus relatos permite que los oyentes se relacionen con las historias de manera más íntima. Esto señala un cambio en el enfoque de las narraciones modernas, donde el elemento emocional se vuelve crucial para lograr una conexión genuina.
Diferencias culturales en la narración
Existen variaciones significativas en la manera de contar historias según la región de España, influenciadas por la cultura, el contexto y el público. En Galicia, el uso del gallego y los elementos locales le dan un sabor único a las narraciones, mientras que en Madrid, donde el público proviene de diversas partes, las historias pueden ser más generales y universales. Los narradores deben adaptar su enfoque según el lugar y la audiencia, lo que les permite mantener la esencia de la narración adaptándose a diferentes contextos. Esta flexibilidad en el estilo de narración resalta la riqueza de la tradición oral y su capacidad para evolucionar a lo largo del tiempo.
En Andalucía las historias fluyen como el Guadalquivir, cargadas de poesía y aventuras. En Galicia se mantienen vivos los cuentos y las leyendas que se tejieron al calor de las lareiras. Y en Madrid, el pulso de la ciudad encuentra en los relatos una pausa para soñar. Aunque con caracteres y acentos diferentes, los cuentacuentos mantienen la tradición oral y preservan a viva voz las emociones que nos hacen humanos. El oficio de narrar transforma palabras en puentes entre el pasado y el presente. Puentes que mantienen una de nuestras cualidades más básicas: contar y escuchar.