Un hilarante análisis de la polémica provocada por una parodia del Sagrado Corazón con una vaquilla del Grand Prix. Se discute la legislación que permite denuncias por ofensa a los sentimientos religiosos, explorando casos de censura y libertad de expresión. La sátira en medios, como la revista Mongolia, entra en el centro de la conversación. Además, se examinan las manifestaciones feministas que desafían estas leyes, así como la evolución histórica de la legislación en España sobre este tema. ¡Un verdadero choque entre fe y humor!
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Quick takeaways
La reciente polémica sobre una parodia religiosa evidencia el uso de leyes de ofensa religiosa para censurar la crítica humorística en España.
Las denuncias por sátira religiosa, aunque frecuentemente desestimadas, generan un impacto emocional y económico significativo en los artistas y medios implicados.
Deep dives
La tradición de las ofensas a los sentimientos religiosos
Se aborda la controversia sobre las denuncias por ofensas a los sentimientos religiosos, en especial las realizadas por organizaciones ultracatólicas. Un ejemplo reciente involucra a los presentadores de las campanadas de Nochevieja de Televisión Española, quienes fueron denunciados por un guiño humorístico que combinó lo sagrado con lo profano. Este tipo de denuncias no solo invocan el derecho penal, sino que también resaltan un uso casi medieval de la legislación sobre blasfemia. A pesar de la envergadura de estas acusaciones, el gobierno ha manifestado su intención de eliminar esta ley del Código Penal, pero la tradición de procesos judiciales absurdos sigue vigente desde hace años.
El artículo 525 del Código Penal
El artículo 525 del Código Penal español prohíbe el escarnio de dogmas, ritos y creencias religiosas, lo que plantea un dilema sobre los límites de la libertad de expresión. La aplicación de este artículo ha llevado a diversas situaciones en las que se han presentado denuncias por hacer humor con creencias religiosas. Por ejemplo, el cofundador de la revista satírica Mongolia, Darío Adanti, ha enfrentado varias demandas por su sátira que implica críticas a las ideas religiosas. La ley, aunque ambigua, se utiliza selectivamente y crea una situación en la que es posible ofender a un político, pero no a una figura religiosa.
Consecuencias de la sátira y denuncias
La sátira religiosa enfrenta consecuencias legales que a menudo resultan en un desgaste tanto emocional como económico para quienes la practican. Algunos casos revelan la carga que representa para pequeños medios y artistas ser denunciados por hacer humor sobre la religión, como fue el caso de Adanti y su revista. Aunque la mayoría de estas denuncias acaban siendo desestimadas, el proceso judicial puede durar años, afectando la vida y la carrera de los denunciados. Esta situación destaca cómo el discurso religioso puede ser utilizado como arma política por grupos ultracatólicos, afectando la libertad de expresión de manera insidiosa.
En las campanas de La 1, que presentaron David Broncano y la humorista Lalachus y que por cierto fueron líderes en audiencia, Lalachus enseñó una estampita que parodiaba al Sagrado Corazón de Jesús… en este caso con la vaquilla del Grand Prix. Este momento televisivo ha acabado convertido en la primera polémica del 2025.
Hazte Oír y Abogados Cristianos han anunciado que van a denunciar a Lalachus, a Broncano y a RTVE por la estampita del Grand Prix. Les denuncian por ofensa de los sentimientos religiosos.¿Eso sigue existiendo en España? Sí, y hoy repasamos algunos casos en los que se usa para intentar censurar la crítica, como en el caso de la revista Mongolia.
Recuperamos un episodio en el que hablamos con Darío Adanti, cofundador de la revista Mongolia, y con el experto en Derecho Constitucional Joaquín Urías.
*** Este episodio se emitió por primera vez el 14 de febrero de 2023 ***
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