Esther Sánchez, periodista del equipo de clima y medio ambiente de EL PAÍS, destaca la polémica en torno a la nueva normativa veterinaria en España y la base de datos Presvet. Discute cómo esta regulación pone en riesgo el criterio clínico de los veterinarios y puede encarecer los tratamientos para mascotas. También aborda las protestas de los veterinarios, el acceso limitado a medicamentos y los desafíos económicos que enfrentan los dueños de mascotas, resaltando una creciente preocupación por la salud y bienestar animal.
La implementación de la base de datos Presvet ha generado descontento entre veterinarios, quienes argumentan que menoscaba su criterio clínico y aumenta la burocracia.
El cambio en la regulación de prescripción de antibióticos encarece los tratamientos para mascotas al requerir estudios clínicos adicionales y obliga a comprar medicamentos en farmacias.
Deep dives
La controversia detrás de Presvet
La base de datos Presvet ha generado un gran descontento entre los veterinarios en España debido a sus estrictas regulaciones sobre la prescripción de antibióticos. Esta normativa obliga a los veterinarios a reportar la información detallada de los antibióticos que administran cada 15 días, lo que consideran que menosprecia su criterio clínico y aumenta la burocracia. Además, sostienen que esta regulación, que se aplica de manera diferente a la que se implementa en otros países de Europa, restringe su capacidad para atender adecuadamente a sus pacientes. A raíz de esto, se han organizado protestas masivas, destacando la unión entre los veterinarios para exigir cambios en la normativa y así poder seguir ejerciendo su profesión con dignidad y criterio profesional.
Impacto en la atención veterinaria
El nuevo sistema de control también afecta la manera en que los veterinarios pueden dispensar medicamentos, obligando a los propietarios de mascotas a adquirirlos en farmacias. Esta situación puede retrasar los tratamientos, ya que los dueños tienen que hacer múltiples visitas para obtener los medicamentos necesarios, a menudo enfrentándose a problemas de disponibilidad. Además, muchos medicamentos vienen en envases que generan desperdicio, lo que a su vez puede contribuir a la automedicación, un problema significativo dado el aumento de la resistencia a los antibióticos. Por lo tanto, los veterinarios argumentan que permitirles dispensar medicamentos directamente mejoraría la atención al paciente y reduciría costos innecesarios.
Consecuencias económicas y legales para los veterinarios
La implementación de Presvet también implica un aumento en los costos para los propietarios de mascotas, ya que se requerirán estudios clínicos adicionales antes de poder prescribir ciertos antibióticos. Históricamente, los veterinarios ya manejaban tratamientos eficaces, pero la nueva normativa podría forzarlos a realizar pruebas que no eran necesarias previamente, encareciendo los servicios. Además, los veterinarios que no cumplan con la normativa se enfrentan a sanciones significativas, lo que genera preocupación en el colectivo sobre la viabilidad de su ejercicio profesional. A pesar de las modificaciones recientes en las sanciones, los veterinarios continúan sintiendo desconfianza hacia la regulación y temen por las subvenciones que podrían afectar aún más su trabajo.
Presvet es el nombre de la base de datos estatal contra la que protestan desde hace semanas los veterinarios en España. La normativa obliga a informar los antibióticos que administran a sus pacientes y a comprar en farmacias lo que antes daban en dosis justas. Los veterinarios sostienen que la medida pone en cuestionamiento su criterio clínico, aumenta la burocracia y, en ciertos casos, el precio del tratamiento de las mascotas. Nos lo cuenta Esther Sánchez, del equipo de clima y medio ambiente.