En el contexto del siglo XXI, el imperialismo parece resurgir con fuerza, cuestionando si realmente se había ido alguna vez. Se analiza la influencia de potencias como EE. UU. y China, y se exploran ejemplos contemporáneos de rivalidad global. Humor y anécdotas se entrelazan con temas serios, como las dinámicas geopolíticas y el impacto del intervencionismo en la política exterior. Reflexiones sobre el orden mundial actual y sus retos también forman parte de la conversación, llevando al oyente a considerar el futuro de la hegemonía global.
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Quick takeaways
El regreso de lógicas imperiales en el siglo XXI se manifiesta en anexiones y reconfiguraciones de influencia entre potencias.
La política exterior de EE. UU. bajo líderes como Trump ha alterado el orden internacional y fomentado un enfoque más asertivo.
Las dinámicas actuales de extractivismo y proteccionismo muestran cómo las potencias buscan beneficiarse de los recursos de otros países.
El futuro del orden mundial enfrenta crecientes tensiones, lo que podría conducir a conflictos significativos entre las potencias emergentes.
Deep dives
La evolución hacia nuevos imperios
El mundo está experimentando cambios que sugieren un retorno a un orden internacional más parecido al de los imperios del siglo XIX. Esto se manifiesta a través de anexiones territoriales y la reconfiguración de zonas de influencia, donde las grandes potencias ignoran a países más pequeños. La dinámica actual recuerda a la era de los imperios decimonónicos, donde las potencias europeas expandían sus fronteras a expensas de las naciones colonizadas. Este contexto histórico plantea interrogantes sobre si nos dirigimos hacia una nueva era de imperialismo.
Los efectos de la política exterior estadounidense
La política exterior de Estados Unidos, especialmente bajo la influencia de líderes como Trump, ha alterado el orden internacional basado en reglas. Se ha visto un cambio radical en la forma en que Estados Unidos aborda su rol en el mundo, buscando expandir su influencia mediante un enfoque más asertivo que a menudo ignora los consensos internacionales establecidos. Ejemplos como el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara o la falta de repercusiones por acciones como la anexión de Crimea son evidencia de esto. Estas decisiones fomentan una atmósfera donde las potencias buscan reafirmar su control territorial a modo imperativo.
El resurgimiento del imperialismo clásico
La discusión sobre imperialismo ha vuelto a primer plano, analizando diferencias entre el imperialismo clásico del siglo XIX y lo que podría ser su versión contemporánea. Se identifica un ciclo de expansión territorial que recuerda a épocas pasadas, donde grandes potencias buscan consolidar su dominio territorial y económico. Este modelo se basa en la idea de la creación de esferas de influencia y la aplicación de fuerza militar para mantener el orden deseado. Este fenómeno se manifiesta en acciones recientes de países como Rusia y el aumento de las tensiones con sus vecinos.
La influencia económica y la nueva geopolítica
La economía juega un papel crucial en la reconfiguración de las relaciones internacionales, donde el extractivismo y el proteccionismo son prácticas en auge entre las potencias. Las naciones buscan beneficiarse directamente de los recursos naturales de otras, generando relaciones transaccionales que priorizan la extracción sobre el desarrollo. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, los intereses empresariales, como los de corporaciones, han llevado a intervenciones militares y políticas en defensa de sus beneficios. Esto genera un ambiente donde los países más débiles se ven obligados a adaptarse y aceptar estas dinámicas de explotación.
El equilibrio de poder en un mundo multipolar
En la actualidad, el equilibrio de poder se presenta como una estrategia clave en las relaciones internacionales, donde naciones con aspiraciones imperialistas empujan por aumentar su influencia. La lucha por el poder no se limita a territorios, sino que abarca también el control de recursos y la estabilidad económica en las zonas de influencia. Tal equilibrio se encuentra bajo tensión, ya que cada país busca afirmar su propio modelo y visión del orden mundial. Las alianzas y los conflictos que surgen entre potencias emergentes reflejan esta dinámica, a menudo generando tensiones geopolíticas acordes a intereses nacionales.
La hipocresía del orden internacional
El orden internacional actual enfrenta críticas por su hipocresía, especialmente cuando las grandes potencias justifican sus acciones en función de intereses propios mientras ignoran las normas que proponen globalmente. Ejemplos de este comportamiento se observan en la justificación de intervenciones en países como Irak mientras se hace caso omiso a violaciones en otros lugares, como Palestina. Esta doble moral erosiona el apoyo a las estructuras internacionales y alimenta el escepticismo hacia los dictámenes de las potencias. Así, se crea una narrativa en la que el respeto por el derecho internacional se aplica de manera selectiva.
Las nuevas alianzas en un mundo cambiante
Ante la reconfiguración geopolítica, las potencias están formando nuevas alianzas estratégicas que reflejan un alejamiento del orden liberal. La búsqueda de seguridad se basa en el pragmatismo, donde los líderes establecen relaciones que no necesariamente promueven valores universales, sino que buscan beneficios directos. Estos cambios benefician a actores que hasta ahora habían estado al margen, creando un sistema donde los países emergentes comprenden el poder en términos de influencia económica y militar. Este enfoque redefine las relaciones, llevando a un sistema internacional más jerárquico.
La prospectiva de un futuro conflictivo
El futuro del orden mundial parece estar marcado por conflictos cada vez más probables, dados los caminos que están tomando las potencias. La acumulación de tensiones y rivalidades, en un marco donde las grandes potencias reafirman su influencia, conduce a la posibilidad de un enfrentamiento significativo. Históricamente, los desequilibrios en el poder han llevado a conflictos armados, y el contexto actual no parece ser una excepción. La falta de mecanismos efectivos para resolver disputas podría resultar en un mundo más caótico y peligroso en los años venideros.
En el siglo XXI cada vez tiene más peso la lógica imperial, una que parecía que habíamos dejado atrás.
Vuelven la conquista, el extractivismo, el proteccionismo y la lógica del equilibrio de poder, como si el mundo se siguiera componiendo de imperios decimonónicos. Pero, ¿se han ido realmente alguna vez esas lógicas? ¿Qué diferencia a ese imperialismo del que podemos haber visto en las últimas décadas, ese más propio del orden liberal?
Alba Leiva, Eduardo Saldaña, Blas Moreno y Fernando Arancón analizan en este episodio de “No es el fin del mundo” si ha vuelto el imperialismo.
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