El momento tampoco está mejor: la presidencia de Biden es débil y la temporada prelectoral en Estados Unidos no ayuda. A esto se suma el oportunismo de AMLO que afirma que tocará el tema en su reunión del 12 de julio con el presidente norteamericano, pero sin asumir la responsabilidad.
Después del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas, el presidente reaccionó con dureza al posicionamiento de la iglesia. AMLO quiere competir por la misma feligresía que el episcopado. No dejará que le quiten feligreses en misa y por eso se apropia del Papa. No permitirá que nadie le compita en el ámbito de los mensajes y el discurso.