Cuando las cosas no salen como esperabas, Dios no se ha equivocado. En medio de la frustración, Él quiere revelarte tu verdadera identidad, mostrarte quién es Él realmente y rodearte de las personas correctas. No todo es pérdida: hay una estrategia divina, una victoria preparada, y un Dios que pelea por ti. Solo confía, obedece… y da un grito de victoria.