Bukele: el señor de Los sueños | 3. La hora de la medicina amarga
Jan 24, 2024
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Nayib Bukele, presidente de El Salvador, es conocido por su estilo autoritario. Habla sobre el conflicto con la Asamblea Legislativa en 2020 y cómo su militarización generó inquietud sobre la democracia en el país. Se aborda el uso de la pandemia para fortalecer su poder, las negociaciones con pandillas, y el desmantelamiento de la democracia a través de la expulsión de fiscales. Además, se discuten las preocupaciones internacionales sobre la violación de los derechos humanos y la libertad de prensa en América Latina.
Nayib Bukele optó por la confrontación con la Asamblea Legislativa para imponer su estrategia de seguridad, generando una crisis política significativa.
El control que Bukele ejerció sobre el Congreso tras las elecciones de 2021 evidenció una alarmante erosión de las instituciones democráticas en El Salvador.
Deep dives
Tensión entre Bukele y la Asamblea Legislativa
La relación entre Nayib Bukele y la Asamblea Legislativa se tornó conflictiva durante su primer año como presidente, debido a la falta de apoyo entre los diputados controlados por partidos tradicionales. Bukele enfrentaba la opción de negociar o declarar la guerra a la Asamblea y optó por la confrontación, argumentando que los legisladores obstruían su plan de seguridad para combatir a las pandillas. La presión aumentó cuando Bukele solicitó un préstamo significativo de 109 millones de dólares para implementar su estrategia de seguridad, lo que llevó a acciones cada vez más antidemocráticas en su trato con la Asamblea. Su llamado a la insurrección y la movilización de sus seguidores generaron preocupación sobre una posible ruptura del orden constitucional en el país, creando un ambiente de gran tensión política.
El 9 de febrero de 2020: un momento decisivo
El 9 de febrero de 2020, Bukele convocó a sus seguidores y a los legisladores a una sesión extraordinaria de la Asamblea en un contexto de militarización notable en los alrededores. La organización del evento no fue espontánea, ya que el gobierno usó recursos públicos y movilizó a simpatizantes por todo el país para presionar a los diputados. La situación se intensificó cuando militares y policías tomaron el Salón Azul de la Asamblea, lo que generó un ambiente de miedo entre los 28 diputados presentes, quienes vieron con creciente preocupación la presencia de fuerzas armadas en un espacio legislativo. Este acto no solo marcó un cambio en la dinámica política del país, sino que también fue interpretado como un ataque directo a la institucionalidad democrática.
Reacciones y consecuencias del acto
Después de la intervención de Bukele en la Asamblea, las reacciones fueron inmediatas tanto a nivel nacional como internacional. La presión y las críticas comenzaron a crecer, siendo la situación un foco de atención para organizaciones de derechos humanos y embajadas que condenaron las acciones autoritarias del presidente. Sin embargo, Bukele logró desviar la atención de estas críticas al gestionar una crisis sanitaria como la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, lo que permitió que su administración implementara medidas drásticas. Estas decisiones, aunque respaldadas por su popularidad, mostraron un desdén por los derechos humanos, evidenciando un patrón creciente de desprecio hacia las instituciones.
Concentración de poder y el futuro del gobierno
Con el control del Congreso tras las elecciones de febrero de 2021, Bukele consolidó su poder al destituir al Fiscal General y varios magistrados de la Sala de lo Constitucional de manera irregular. Este movimiento fue un claro indicio de su estrategia para evitar investigaciones sobre corruptelas y pactos con pandillas, rompiendo con la independencia judicial. En el camino, muchos fiscales se vieron obligados a huir del país ante las represalias del gobierno por su trabajo. La situación llevó a una alarmante erosión de las instituciones democráticas en El Salvador, evidenciando la transformación del país hacia un régimen autoritario que ignora los principios del Estado de Derecho.
A partir del 9 de febrero de 2020, en El Salvador, nada volvería a ser igual. Ante los obstáculos que le suponía una Asamblea Legislativa que escapaba a su control, Nayib Bukele irrumpió en el Congreso con militares. Era la hora de “tomar medicina amarga”, como anticipó cuando asumió la presidencia. Empezaba un nuevo show, y la pandemia preparó el terreno para lo que vendría: medidas restrictivas, violaciones a los derechos humanos y el discurso de mano dura contra las pandillas. En las elecciones legislativas de 2021, Bukele consiguió la mayoría de diputados que necesitaba y, con todo a favor, avanzó sobre el Poder Judicial. Un exdiputado, una fotoperiodista y exasesores y colaboradores del presidente salvadoreño nos cuentan cómo construyó Bukele sus primeros pasos para controlar los tres poderes del Estado.
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Esta serie ha sido realizada gracias al apoyo del Pulitzer Center on Crisis Reporting, Free Press Unlimited, Artículo 19 México y Centroamérica, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y Dejusticia. Además, agradecemos a Riesgo Cruzado, por su valioso apoyo en materia de protección y seguridad.
