El presidente de EE.UU. parece dispuesto a revisar su ambicioso programa de deportación masiva de inmigrantes. Los costos en alza de su programa de arresto y expulsión siguen creciendo y el impacto en la economía norteamericana de su obsesión con los extranjeros comienza a sentirse. Inflación, caída de ingresos por turismo, falta de obreros y costos industriales en alza son algunas de las consecuencias negativas de una estrategia en la que, hasta hoy, sólo se recogen resultados negativos. Como el muro inconcluso del primer mandato, ahora debe afrontar el riesgo de fallar en otra promesa electoral.