Esta estrategia consiste en aceptar ciertas premisas o ideas de tu oponente, con el fin de crear una percepción de madurez, apertura a otras ideas y de ser una persona educada y respetuosa con tu rival. Sin que ello implique claro estar darle la razón en el punto central del debate. Con ello vas a destruir cualquier relación con el ego y más a construir una imagen más empática con tu público.