La isla está a oscuras: su sistema energético ya no puede abastecer a la isla. Se le suma la falta de alimentos y el régimen de La Habana no puede solucionarlo porque carece de divisas. China acaba de romper el acuerdo para comprarle azúcar, su mayor fuente de ingresos, y las remesas caen al mismo tiempo que el turismo por una situación que se degrada por la ausencia de dinero para sostener el sistema. Las fuerzas represivas se preparan para enfrentar otra ola de protestas, esta vez por una crisis que quizás sea terminal para el gobierno.
