📝 Notas y enlaces del capítulo aquí: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/232-influencia-las-tres-paradojas-del-carisma/
Esto creo que no lo he contado nunca en el podcast, pero tengo un primo que es empresario e influencer. Bastante conocido, de hecho. La última vez que lo miré tenía cerca de 1 millón de seguidores. Es probable que os hayáis cruzado con él en instagram. No es que me importe decir su nombre… pero creo que es más divertido si mantenemos el misterio y cada cual se imagina a alguien diferente, así que no voy a dar demasiados detalles. Algún día lo traeré por aquí y lo desvelaremos.
Él y yo pasamos mucho tiempo juntos de niños y, sin embargo, en muchos aspectos no podríamos ser más diferentes. Él es un relaciones públicas innato. De hecho, lo fue en varias discotecas madrileñas. Y a mí no me podían dar más pereza las discotecas… ni la gente, muchas veces. Para qué nos vamos a engañar.
Sin embargo, de vez en cuando me veía arrastrado a alguna de ellas, por mis amigos o por las hormonas. O por ambas, en la mayoría de las ocasiones. Y era curioso porque nada más entrar sabía de inmediato si mi primo estaba allí o no. Nos llevamos muy bien, pero no es que tuviéramos una conexión telepática especial, ni nada por el estilo. Es que, nada más entrar, empezaba a ver gente que vestía como él lo hacía —que no era siempre, digamos, de la manera más sútil o discreta. Pero, daba igual. Se vistiera como lo hiciera, tuviese la ocurrencia que tuviese, otros le seguían. Siempre había a su alrededor una especie de séquito.
Y es que, te puede gustar o no su estilo, su manera de ser o su manera de vivir, pero es innegable que tiene eso que llamamos c
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